Foto: David Larrosa, 10 años

martes, 18 de diciembre de 2012

INVISIBLE


   
    El transcurso del año era una condición obligatoria, un trámite impuesto para llegar a la semana de las comparsas.
   La comparsa era su medio natural. Su verdadero medio. Allí Eustaquio se amalgamaba con los muchachos en pie de igualdad, y era imposible que los dedos burlones del pueblo lo señalaran. Confeccionaba una máscara distinta cada año, las elaboraba celosamente en un altillo al que se accedía por la puerta falsa de la pared de su comedor. Eustaquio esculpía en secreto el rostro bestial de un hombre-lobo, la avidez desenfrenada de un fauno o la sonrisa tétrica de una calavera, seguro de que nadie podría adivinar la naturaleza rústica y huidiza de su solitario creador. Le procuraban una celebridad gratificante: todas las primaveras se esperaba con expectación al supuesto forastero que surgía de la nada con un disfraz asombroso. Satisfecho de lo que le deparaba el futuro, tenía la certeza de que la curiosidad acabaría haciéndose insoportable al único par de ojos que había amado en su vida; y soñaba con el momento en que ella se aproximaría, fascinada, para sucumbir a su talento.
   Nunca previó qué haría después con su verdadera identidad.


Este micro se relaciona poliédricamente con el que encontraréis en casa de Xesc, que hace unos meses propuso esta idea. 






Aprovecho para desear a todo el mundo una feliz Navidad y muy buenas fiestas a pesar de todo, con mucha fe en lo que ha de venir y en nuestra fuerza y vountad. Para concentrarse en ello, "Los martes micro" hará vacaciones hasta la semana del 7 de enero.  ¡Feliz 2013!

     

martes, 11 de diciembre de 2012

REMEDIOS CASEROS


  

     Mi tío abuelo solía salir de copas para hablar de negocios con sus clientes. Como era un buen corredor de seguros, llegaba muy tarde a casa, normalmente bebido, y se echaba sin desvestirse a dormir. No tenía sueños agradables. La agitación del día forcejeaba en palabras que, como exabruptos, resonaban por toda la casa. Entonces mi abuela, su hermana, se levantaba de la cama y le ponía una zapatilla de felpa sobre el pecho. Según el decir popular, con este el remedio la pesadilla se apacigua y se organiza en palabras coherentes; palabras que, a la mañana siguiente, mi abuela repetía a su hermano para incordiarle con la revelación indeseada de un secreto.
   Me despierto con cierta sensación de alivio. No tengo resaca. Abrazo la zapatilla que ayer me até al pecho para dormir y miro fijamente a mi  mujer. Está sentada en la cama y me observa con inquietud, como si por fin supiera lo que está pasando. 


Palabras clave: corredor de seguros, exabruptos, apacigua, incordiar, resaca.

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Este micro responde a la propuesta de ODYS, que os invito a seguir:


DE QUÉ SE TRATA: 
De construir un laberinto de microrrelatos enlazados. Microrrelatos independientes, sin otra relación entre sí que la palabra o las palabras clave que los vinculan.
Ejemplo: A escribe un microrrelato sobre un señor que encuentra a otro señor en la bañera; B escribe un microrrelato sobre las aventuras de un hipopótamo volador en Vladivostock. La única relación entre los dos microrrelatos es la expresión “zapatillas de felpa” que aparece en ambos y los vincula a través de un enlace que permite navegar de un micro a otro.
DE QUÉ NO SE TRATA: No se trata de que continuéis este relato, ni ningún otro relato, sino, repito, de escribir relatos independientes, contenidos en sí mismos, con pleno significado propio. C puede construir un relato a partir del hipopótamo volador de B, pero ha de ser un relato que se explique a sí mismo.
Bases:
1. Un autor A escribe un microrrelato en su blog y selecciona cinco palabras del mismo. A escribe debajo del micro las cinco palabras o expresiones seleccionadas.
2. Otro autor, B, decide tomar el testigo, y escribe en su blog un micro que contenga:
            —Una de las cinco palabras o expresiones seleccionadas por A.
            —O un personaje del micro de A.
            —O bien una de las cinco palabras y un personaje del micro de A.
3. B pondrá en su relato los enlaces correspondientes. A su vez, A pondrá en el suyo los enlaces al micro de B. Los enlaces han de estar situados dentro de los micros, en las palabras o personajes que actúan de enlace.
Ejemplo: supongamos que la palabra o expresión escogida por B es zapatillas de felpa. B pondrá un enlace en su relato, en la expresión zapatillas de felpa, que lleve al relato de A, y A pondrá un enlace en su relato, en la expresión zapatillas de felpa, que lleve a B.
4. B tiene que escoger cinco palabras de su relato, y escribirlas debajo del mismo, para que un tercer autor, C, pueda tomar el testigo.
5. Asimismo, es conveniente que B publique las bases para la construcción del laberinto en un comentario a su propio relato, para que cualquiera que las lea y quiera animarse a participar pueda hacerlo.
6. Sucesivos autores podrán escribir relatos que incorporen palabras escogidas o personajes de micros anteriores, no necesariamente del micro inmediatamente anteriorPor ejemplo, un autor H podría escribir un micro que contuviera una palabra del micro escrito por G; pero también podría, si así lo desea, escribir un micro que contuviera una palabra de A, una palabra de C y un personaje de E; ponerse en contacto con los autores, crear los correspondientes enlaces, etcétera.
9. Quien ha participado en la construcción del laberinto podría volver a participar posteriormente, si así lo desea, con un nuevo relato con sus correspondientes enlaces.
Y así sucesivamente, podremos construir un laberinto de microrrelatos a recorrer a través de las puertas o ventanas que ejercen de enlaces.

martes, 4 de diciembre de 2012

FUF




El día que cumplí los 114 me dijeron que no podía seguir viviendo. Que se me había acabado la cuerda, como decíamos antes. Yo los miré con sorna y no hice caso; a ver, mis padres habían superado holgadamente los 130. Pero al cabo de una semana, plas, mensaje código naranja que te tienes que ir y que te tienes que ir.
Como conocía a un objetor muy simpático le pedí que me contara sus métodos de supervivencia. Era un lince, llevaba décadas falsificando células y quitándose años. Me pasó unos cuantos inyectores ilegales, de los que se aplican por inducción directamente a vena y ni la Detectora Civil lo pilla. Funcionó bien. Fui trampeando siete años más, dando excelente en las pruebas aunque un poco colocada. Nada grave.
Sin embargo los avances acaban siempre con la iniciativa individual. El cerco se fue estrechando. Me acorralaron en el consultorio de Eternidades Vigentes y me soltaron un fogonazo de bosones de Higgs que, claro, arraigaron sin problemas y me teletransportaron, como decíamos antes, a la energía que ahora soy.
En realidad, no es problema. Vengo a tu pantalla a decírtelo. Basta con música y luz para alcanzar la felicidad: te aseguro que es un estado francamente agradable, lleno de posibilidades, en el que incluso puedes insuflar algo a quien te lee desde el otro lado del cristal.