Hoy tenemos un Viernes un poco distinto, fruto de la colaboración de unos cuantos amigos y conocedores de la obra de Jesus Esnaola. No están todos los que son; es culpa mía por hacer las cosas precipitadamente. Os pido disculpas e invito a participar durante el fin de semana a quien tenga algún comentario al respecto. Seguro que Jesus nos regala alguna respuesta adicional.
El texto es largo pero ¿quién le va a poner puertas a mi campo? ¡Aquí mando yo, jaja...!
Disfrutadlo.
-Bueno, Ximens, en realidad yo solo tengo una profesión: vigilante de seguridad. Y lo llevo muy bien. No creo que haya profesiones menos dignas que otras. Lo que hay es formas indignas de realizar tu trabajo, sea cual sea este (no tienes más que leer el periódico cada mañana). En este sentido, hago mi trabajo lo mejor que sé y, está mal que yo lo diga, creo que lo hago muy bien. Puedo decir con orgullo, y muchos de mis compañeros podrían decir lo mismo, que en siete años de profesión solo he sacado la defensa para guardarla en la taquilla. La escritura es una pasión que nunca me dará un euro y está bien que así sea; escribo para mí y con la ilusión de que alguien me lea, lo demás es accesorio.
De todas las lluvias de esos años, ¿en cuál te has mojado más?
-Ya me perdonarás, pero no entiendo bien la pregunta. ¿En qué lluvia me he mojado más? Hace casi diez años dejé todo lo que conocí en Donosti y me vine a Barcelona por amor. Una apuesta fuerte en la que acerté de pleno. Pero no estoy seguro de haberte contestado.
Dame un motivo para no comprar el libro y otro para hacerlo.
-Y tu última pregunta tiene una respuesta muy sencilla: por gracia o desgracia, no soy vendedor. Me da mucha vergüenza afirmar que mi libro te va a aportar algo, o te va a divertir, o te va a hacer disfrutar de cualquier modo. Tengo la esperanza de que así sea pero confieso que no se me ocurre una sola razón para invitarte a comprarlo. Para no comprarlo es más fácil aún: buena parte de los microrrelatos que hay en el libro están en el blog. No todos porque algunos los borré, y me arrepentí de eso, pero está hecho y no tiene arreglo.
LOLA SANABRIA: ¿Tu libro es para leerlo al amor de la lumbre, con las gotas de lluvia escurriendo en el alero de la casa, o ese título con olor a nostalgia, a morriña, es para despistar?
-Has tenido buen ojo, Lola. El título es más íntimo de lo que
debería y posiblemente es difícil que alguien pueda interpretarlo
correctamente, aunque veo que tú te has aproximado mucho. En el microrrelato
“El goteo de los años de lluvia” hablo de un hombre que es descriogenizado para
devolverlo a la vida y me pareció que era una buena metáfora de lo que me
estaba ocurriendo, tanto desde un punto de vista personal como literario. Tras
un tiempo de congelación he vuelto a la vida. Hay mucho de nostalgia y de morriña, y de ilusión también, en este título. Pero no creo que
sea un libro en el que predomine la nostalgia aunque sí que haya cierta
melancolía en muchos de su microrrelatos. Esa es una característica personal
mía.
MANU ESPADA: Hola Jesus, ¿cuáles son las mejores escenas de lluvia en la ficción según tu opinión? ¿El gremlim que se mojaba con el agua después de la media noche?
-Aunque suenen a tópico, Manu, me vienen a la cabeza la
escena de Rutger Hauer y Harrison Ford en Blade Runner y la escena final de Sin
Perdón. Son dos escenas llenas de fatalismo, de derrota al fin y al cabo, pero
rodeadas de belleza, una belleza que, al final, justifica todo por ese temblor estético
que nos provoca. Posíblemente la belleza y el amor sean los dos modificadores
que hacen que todo sea tolerable cuando no deseable en esta vida.
AGUS: ¿Los micros de tu libro están dispuestos de forma lineal o la lectura puede o debe hacerse de una manera libre, arbitraria?
-Agus, dentro de mi inexperiencia, he intentado organizar el
libro con un criterio de variedad temática y formal que favoreciera la lectura
de corrido, empezar por el primero y terminar por el último. Incluso que
pudiera hacerse de una sentada sin sufrir horribles efectos secundarios. Pero,
como siempre, una vez publicado,
el libro ya no es mío, es del lector y me parece tan válida como mi propuesta
cualquier otra ordenación que se desee. Casi podríamos decir que el orden
propuesto es como un protector de estómago, un antídoto al empacho, que cada
cual es muy libre de ignorar.
ELYSA BRIOA: Desde el momento que escribes tu texto hasta que ya decides que sea incluido en el libro ¿qué proceso has seguido, que te ayuda a tomar la decisión de que ya está listo para ser leído por otros?
-Hola Elysa. Al principio la publicación era muy rápida, casi
instantánea. Pero no se producía por un convencimiento de que lo que se tenía
entre manos era perfecto sino por la necesidad de un feedback con el lector. La
respuesta a tu pregunta está muy condicionada por el mantenimiento de un blog
de creación, por una disciplina de publicación periódica. En este libro, cuyos
microrrelatos han sido todos publicados en el blog, ha tenido un peso importante
la información que me ha llegado a través de los lectores. Correcciones
propuestas, en público o en privado, reacciones entre un público especializado
en la lectura de microrrelato, muy acostumbrado a sus trampas y a sus técnicas,
un público (en definitiva) al que no es fácil darle gato por liebre.
Curiosamente, la misma razón hace que en este momento publique poca creación en
el blog. Creo que estoy en un momento en el que la búsqueda de mi propia voz ha
de ser algo más íntimo y personal y, en cierto sentido, más arriesgado.
MIGUELÁNGEL FLORES: ¿Cuáles son tus impresiones sobre el hecho de que se haya puesto tan "rabiosamente de moda" algo que tú llevas tanto tiempo haciendo?
-Miguelángel me parece fantástico el auge que internet y el
formato blog han dado al microrrelato. En realidad yo mismo he salido muy
favorecido de este auge, aunque es verdad que escribo microrrelatos desde hace
muchos años sin ninguna conciencia de estar haciéndolo. Es cierto que en
ocasiones he sido crítico con la complacencia y la falta de espíritu crítico
que hay en la red pero no es más que la expresión de un punto de vista con más
o menos vehemencia. Que exista una plataforma que permita que cada uno pueda
dar rienda suelta a su creatividad, a comunicarse con los demás, etc. sólo
puede ser bueno. Además, entre los escritores de microrrelato se ha creado una
comunidad que desde el punto de vista humano es sensacional.
Y algo que me intriga. ¿Como sueles inspirarte, o cómo surgen tus historias de entrada, en primera o en tercera persona? ¿Sueles cambiarlas una vez ideadas?
-En cuanto a la inspiración, no es fácil de explicar. En mi
caso, al menos, creo que lo que he aprendido los últimos años, lo que a veces
me hace sentirme escritor es la mirada. Ese caminar por el mundo como si este
fuera una masa informe que quiero modelar. Todo lo que veo o me sucede es
susceptible de convertirse en un microrrelato lo que me obliga a tener la
antena siempre bien orientada. Y las historias aparecen de las formas más
peregrinas, casi siempre en base a combinaciones: un recuerdo con una frase, o
una imagen con una lectura recién realizada, una canción con un olor. En mi
caso trabajo con la idea en la cabeza durante un tiempo. Escribo notas para que
no se me escapen esas ocurrencias que a uno le vienen en el lugar más
peregrino, pero el trabajo lo hago en la cabeza, le voy dando vueltas. Y cuando
creo que sé lo que quiero escribir me pongo a ello. Es curioso porque durante
el proceso de escritura voy modificando muchas cosas, detalles y no tanto, que
en ocasiones hacen que la historia que tenía en la cabeza cambie mucho. Y por
fin lo someto a unas cuantas sesiones de lectura en voz alta y aquí me fío de
mi oído y mi intuición. Muchas veces es aquí donde decido si me gusta más una
persona que otra, pero la decisión es intuitiva más que racional.
FERNANDO MARTÍNEZ: Llevo vividos más de la mitad de los años de lluvia. y una de las cosas que más me está gustando es la voz narrativa que imprimes a tus relatos. Por alguna ignota razón, y ahí reside la magia, consigues combinar las palabras de tal forma que el resultado tiene musicalidad. Mucho de tus relatos transmiten -al menos a mí- un halo de tristeza que nunca es melodramática. ¿Te planteas buscar este efecto cuando escribes, independientemente de tu estado de ánimo en ese momento o es fruto directo de este? ¿Buscas ese efecto en el proceso de reescritura? ¿Cuanto tiempo te lleva escribir un microrrelato desde que salta la chispa hasta que lo das por bueno?
-Bueno, Fernando, vamos por partes. La musicalidad, si es que
la tienen, viene del proceso de lectura en voz alta y se produce de un modo
intuitivo, es una cuestión de oído. Hay una parte racional que me hace decidir
si quiero que exista un ritmo u otro en función de lo que se cuenta y lo que se
quiere expresar, que no siempre es lo mismo. Es cierto que se busca, creo que
es importante para dotar a la pieza de una tensión que en un recorrido tan
corto a veces es difícil de conseguir. En toda creación literaria en general,
pero en el microrrelato en particular,
la tensión ha de dar una sensación de unidad indisoluble que es muy difícil de
conseguir. En cuanto a esta “tristeza” creo que he contestado en parte a tu
pregunta un poco más arriba. Parece que mi voz literaria tiene una buena dosis
de melancolía.
He observado que en muchos de los relatos utilizas el presente. ¿Por que?
-El uso del presente es intuitivo, creo que funciona muy bien
en algunos microrrelatos, tal vez sea una de las características que lo
diferencia del cuento literario en el que el pasado es el tiempo por definición
en tanto el cuento narra algo que sucedió. Posíblemente es la misma brevedad
del microrrelato la que hace que un microrrelato escrito en presente sea tan
poderoso y el trasvase que se produce de escritor a lector, instantáneo. Ese
“mira lo que me está pasando…”
¿Cómo nace la idea de reunir todos estos microrrelatos en un libro impreso? ¿Te llama el editor porque ha pasado por casualidad por tu blog y le ha gustado lo que escribes? ¿Te han empujado los comentarios de tus amigos y tus seguidores de la blogosfera a llamar a la puerta de diversas editoriales? ¿A cuantas? ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que diste el primer paso hacia los años de lluvia? Quiero decir desde el momento en que decides que ha de estar publicado en papel?
-El “culpable” de que exista “Los años de lluvia” es Norberto
Luis Romero, él siempre creyó en mis microrrelatos mucho más que yo y me animó
a intentarlo. Nunca me había planteado publicar un libro, sin falsas modestias
lo digo, ni se me había pasado por la cabeza. Y después tuve mucha suerte. Lo
envié a Paréntesis porque me hablaron bien de su editor, Antonio Rivero, y
aspiraba a poco más que una negativa argumentada. Al principio me dieron una
respuesta tipo, explicándome lo que debía hacer para enviar un original, una
serie de datos, explicar el género de la obra, de qué iba, ese tipo de cosas.
Confieso que no iba a mandarlo, ni sabía cómo responder a muchas de las
preguntas que me planteaban. Pero unos días después me escribió Antonio para
pedirme que le mandara el original. No sé por qué. Tal vez había pasado por el
blog, o alguien le había hablado de mí. Tres meses más tarde me daba el visto
bueno y yo ni me lo creía, casi ni podía decírselo a Ane por teléfono. Me había
tocado la lotería habiendo comprado un solo número.
Hace unos mese decidiste dejar de publicar en el blog, al menos de forma tan asidua cómo antes. ¿Fue motivación personal o imposición de la editorial?
-No ha habido ninguna intromisión editorial en mi blog. He
dejado de publicar en el blog por un tema de sensaciones, aunque el blog sigue
funcionando y quién sabe.
En la presentación de Barcelona, Ginés dijo -yo llegue tarde pero me la han contado de pe a pa- que en sus clases y charlas sobre el microrrelato siempre dice que en un microrrelato no es necesario dar nombre a los personajes, sin embargo tú sueles hacerlo. ¿Por qué?
-Lo de los nombres es una cuestión de gusto. Prefiero decir
Marta que la esposa, o el padre Julián que el cura. Por otro lado, creo que un
nombre bien elegido, hay escritores que lo hacen de fábula, puede aportar
muchos datos en un género en el que no hay espacio para muchas explicaciones.
IVÁN TERUEL: Uno de los aspectos que creo que merece destacar de Los años de lluvia es la variedad de registros que se manejan. Destacaría dos grandes grupos: uno en el que se incluirían piezas como "Versiones" (quizás su ejemplo más paradigmático), "Esperanza", "Tradiciones", "Visita" o "Escalofrío", que exploran a través del narrador en primera persona y un estilo más conversacional algunas de las muchas aristas que caracterizan la complejidad de las relaciones personales; el otro bloque lo conformarían microrrelatos como "El goteo de los años de lluvia", "El montaje de Gloria", "Destino" o "Desasidas", composiciones de poderosa carga plástica, de aliento lírico, de una mayor complejidad estructural, de una mayor densidad significativa, diría. Dicho esto, me gustaría preguntarte, por un lado, con cuál de esos dos registros te sientes más cómodo; y, por el otro, si, al tratarse de estilos sustancialmente diferentes, sientes la necesidad de alternarlos o el paso de uno a otro se produce de forma inconsciente. Muchas gracias, amigo.