Foto: David Larrosa, 10 años

martes, 31 de enero de 2012


SILENCIO I

   En esta casa no hay domingos ni festivos. Los postigos permanecen entornados día y noche. La quietud de afuera, sólo rota por el paso de mi barca a la luz del crepúsculo, se desdobla en el interior sala por sala.
   Custodio los latidos cada vez más tenues de los muros. Sé que falta poco para que impere el vacío; deseo entrar y enseñorearme de su espacio de paredes altas, de pálidas yeserías y lánguidas penumbras. Otros caserones habitan la melancolía agreste del delta, pero ésta y no otra será mi casa, entre huertas, bosques y sudestadas. Mi casa para descansar del interminable remar de mi canoa.
   No me importa su precio en almas.


                                           Horacio Butler


SILENCIO II

   El ronquido vetusto y gigante resuena por toda la casa: de la habitación oscura brota el estertor. Su ritmo exacto iguala noches y vigilias. María teje y desteje una cárcel de cuidados.
   El ruido del bastón, pam, pam, pam, la urge a cumplir exigencias. Con una mirada interpreta una orden. No tiene vida, sólo respuestas.
   Hoy la luz inunda toda la casa. El aire corre, no huele a fármaco. Sábanas de algodón limpias y el claro del crucifijo ausente le recuerdan que el silencio existe. Ya evadida, aún secuestrada, María escucha siempre el pam, pam, pam de aquel bastón. 




Acabo de descubrir que Juan Yanes ha colgado estos dos textos en su blog, Máquina de coser palabras. ¡Muchas gracias, Juan! Quien lo visite descubrirá un blog excelente, con antologías, decálogos de escritores, entrevistas y, por supuesto, los textos maravillosos de Juan.

viernes, 27 de enero de 2012

Los viernes conversamos

     Me comentaba Rosana Alonso que hablando con Jesus Esnaola habían coincidido en una duda: si la lectura de microrrelatos dentro de un círculo de lectores especializados, que no sólo se lee entre sí sino que también lee bastantes libros sobre el género, no estaría condicionando la relación del autor con el texto.

     Los lectores de microrrelatos en blog que dedican un tiempo diario a la lectura de un círculo determinado acaban por entender a la primera, captar matices más ocultos y profundos y detectar temas, obsesiones y voz de quien escribe. Pero esto, que puede causar una primera satisfacción en el autor, podría provocar también su alejamiento de un lector menos especializado, menos próximo pero igual de válido y necesario.

     El microrrelato debe tirar del lector, acercarlo y exigir su participación... Pero esta mecánica tiene muchos grados distintos de dificultad. Acababa preguntándose Jesus: ¿uno quiere solo lectores de micros habituales o quiere ampliar el círculo de lectores consiguiendo así que gente que no se hubiera planteado leer microrrelato lo lea... ?

     ¿Cómo lo veis?


martes, 24 de enero de 2012

POSTAL DE BARRIO



     Para coser se quita el abrigo, pero no la gorra de lana de colores. El petate aguarda, sentado como un centinela, a que él haga su labor. Ajeno al lento desgranar de ancianos que transita por el centro cívico, Manuel se enfrasca en el remiendo de una vieja cazadora de napa. Sólo de vez en cuando una de las secretarias pasa y le dice algo, a modo de saludo simpático o de complicidad con su rara presencia en el ateneo.
     -¡Un carajillo! –grita el señor Domingo desde la mesa vecina.
     Aunque tiene un periódico, clava en Manuel una mirada ávida. Sus ojos de pez, ampliados por los lentes, le escrutan. La lengua de lagarto jurásico pasea por la boca entreabierta; suena un jadeo de bronquios cargados.
     -Esto sí que fue un partido –dice. Da una palmotada al periódico-: sí señor, bonita portada. ¡Cinco a cero!
     Afuera hace frío. Frente a la sucursal, la tienda de campaña que acumula tres semanas de protesta está hoy vacía.
     -Al menos, una alegría –sentencia el señor Domingo.
     Manuel no dice nada, pero levanta una mano con los dedos abiertos. Él también es del Barça.


viernes, 20 de enero de 2012

Los viernes conversamos

   Un buen amigo de este blog propone tratar un tema que me ha parecido muy interesante. Sobre todo porque la mayoría sois concursantes habituales en certámenes de renombre; es decir, parte implicada.

   Como ya sabéis, es frecuente que un mismo texto se presente varias veces a distintos concursos. Para ello se acomoda la forma de la pieza a las nuevas bases (se añade una frase al principio o al final, se alarga o acorta el texto) y se vuelve a lanzar el micro a su suerte. Esta práctica está perfectamente asumida y no trata de ocultarse, todo lo contrario: algunos mostráis el texto reformado en el blog.

   La cuestión que se plantea aquí no es si este proceder es censurable (os adelanto que yo no tengo una opinión clara al respecto, seguramente porque apenas concurso), sino la posibilidad de que el reciclaje interesado se convierta en la mera explotación de una idea, cuando la literatura debería ser exploración de los temas.
   
   Es más: nuestro amigo relaciona esta práctica con la capacidad creativa y la generación de ideas. La falta de algo nuevo que contar.

   ¿Cómo lo veis?



martes, 17 de enero de 2012

UNA VIDA VIVIDA

Murió con las botas puestas, murió al pie del cañón tras luchar a brazo partido contra larga enfermedad. Tomó al pie de la letra que de esta vida sacarás lo que disfrutes nada más, y como largueza y altruismo empiezan por uno mismo, compró arroz para vivir y flores para saber hacerlo; que como dice el mosquito a la rana, "más vale morir en vino que vivir en el agua”. En latino, collige virgo rosas.

Hueso duro de roer, con la muerte en los talones clamó que siga el espectáculo: hoy por hoy yo sólo espero, si alguna astilla soy de tal palo, saber tan bien vivir como quien ha de morir; pues quien sólo de esperanzas vive, de hambre muere.

Apurar cielos pretendo y siendo ceniza, tener sentido. Y como nadie se muere en la víspera, y para aprender y tomar consejo me dicen que nunca se es viejo... emprendo el arte más largo:








viernes, 13 de enero de 2012

Los viernes conversamos

     
     Hoy me gustaría apelar al antólogo que todos llevamos dentro.

     ¿Qué os seduce de un relato? ¿Qué lo coloca en vuestro top ten de favoritos íntimos, de inolvidables?

     No pregunto por preferencias de blogosfera, donde el ingrediente personal vale su peso en oro (y por qué no, si las emociones son factor fundamental del oficio), sino por el conjunto de relatos clásicos y modernos, consagrados o no, que se adhiere a nuestra memoria lectora y que, cada vez que es invocado, revive la misma atracción, el flechazo emocionante que en su día nos atravesó el alma.

     Por ejemplo: si hago análisis de conciencia, yo descubro que mis favoritos responden siempre a temas de peso (los que, según me enseñaron, convertían un texto en universal), pero también a tramas asombrosas y a acabados de ebanistería que me descolocan, a soluciones a las que yo no habría llegado en la vida y que me dejan extasiada de pura envidia.

     ¿Qué ingredientes predominan en vuestras antologías personales? ¿Originalidad, ritmo, riqueza de imágenes, grado de ruptura o experimentación, elemento sorpresa, ambición del autor...?  ¿Por qué nos gusta lo que nos gusta y hasta que punto marca lo que estamos produciendo?


     

martes, 10 de enero de 2012

ENCOMIENDA



La fortuna del bisabuelo alcanzó a tres generaciones y ahora yo, arruinado, debo donar su mansión al Ayuntamiento. Van a convertirla en un museo, y sin embargo me exigen a mí que retire la palmera que crece a la puerta del jardín indiano. La fea ulceración del tronco ahuyentaría al público, dicen; caterva de mojigatos  [que] espera profanar mi herencia.
Yo mismo acudo a la finca hacha en mano. Quiero asestarle en persona el golpe de gracia. No recuerdo cuántas veces trepé a su tronco hecho mástil o fui atado, cautivo, a esa rugosidad que de adolescente acompañó mis soledades. Su sobrio perfil cruzó la vista del mar, al fondo. El mar por donde llegó siendo aún semilla.
Descargo el primer corte, certero; cuesta despegar la herramienta. Va el segundo; se estremece. Me sacudo las sensaciones y la vida y le doy el tercero con determinación. Golpe de carne y hueso.
El tronco se despereza. Cruje  y abre una lenta boca. De la amarga hendidura se despliega un grito agudo, progresivo, demente, grito de mandrágora que perfora varias generaciones. Me trepana y, enloquecidos los tímpanos, mi vista se imanta en el interior del tronco: un feto fósil, de rostro petrificado y párpados prominentes, duerme un lúgubre sueño. La raíz umbilical que envuelve el cuerpo es un áspid de madera. Me acuerdo del tío Abel. De su hija Susana. 
Paralizado, me hundo en el suelo mientras las hojas de la buganvilla y el castaño se agitan a mi espalda, y roídos por un cáncer interior los troncos revientan, las ramas caen, la tierra eructa humedades. De cada raíz brota un engendro monstruoso que empieza esforzadamente a reptar por el jardín. A la voz del ininterrumpido grito despiertan al unísono. Sus formas me conmueven, pero el horror no me alcanza. Quizá supe siempre que este sería mi destino, la vuelta al suelo. No huyo. Lo que enferma sana y da salud. 
Consigo llegar a la cancela. Voy a cerrarla. Si logro aplacar a estas bestias fundaré un nuevo futuro. Nadie sabrá más de mí, lucharé hasta que dome a los engendros. Empuño el hacha. Construiré el primer bestiario de las Américas, catálogo de monstruos y prodigios, zoología para locos y valientes. Para quienes entienden de coraje, para quienes comprenden que todavía hay algo por hacer.
Cinco años y fortuna.